No cabe duda de que la hostelería es un nicho de mercado bastante atractivo, y el sistema de franquicia posibilita poner al alcance de cualquier cliente una fórmula que suele funcionar en un alto porcentaje de ocasiones. A fin de cuentas, hay mucha gente que aprecia el hecho de encontrar allá donde va un negocio gastronómico cuya carta ya conoce y que va a proporcionarles la calidad de siempre por el precio habitual.
Sin embargo, antes de montar una franquicia de hostelería, es necesario contar con el conocimiento adecuado. Las franquicias por lo general demandan unas condiciones muy estrictas. Por lo que tener el capital no es garantía suficiente de que se pueda poner en marcha este tipo de negocio. ¿Quieres saber un poco más sobre el tema antes de montar tu franquicia de hostelería? En Manageat te lo contamos.
Lo que necesitas saber para montar una franquicia de hostelería
Proyecto seguro
Puede decirse que las franquicias de hostelería son un proyecto bastante seguro, ya que proporciona la inestimable tranquilidad de una gran firma que respalda en todo momento el proyecto. Por esta razón, sacar adelante un negocio de estas características suele ser una empresa ilusionante a la vez que un reto.
Conocimiento del sector
Como suele ser habitual, muchos emprendedores que no tienen la suficiente experiencia en el sector de la hostelería se animan a poner una franquicia en marcha porque saben que van a contar con el asesoramiento de la marca. Aunque lógicamente, muchas de ellas van buscando perfiles muy concretos para que el éxito de ese negocio sea una realidad.
Quizás no tengas conocimiento del mundo de la hostelería sino únicamente estudios de administración de empresas o cualquier otra formación. En todos los casos, y aunque todo conocimiento sea un punto a tu favor, te aconsejamos que te rodees de asesores que te puedan ayudar en tu cometido a la hora de abrir tu franquicia.
Inversión económica
Quizás uno de los aspectos más relevantes a la hora de montar una franquicia es la inversión inicial, la cual siempre viene determinada por el franquiciador. Algunas de ellas pueden ser bastante notables. Basta con pensar en locales de comida rápida, en donde la solicitud del capital de apertura puede superar el millón de euros. De este modo, está claro que el modelo de franquicia puede no estar al alcance de cualquiera.
Por otro lado, además del pago inicial en cuestión, se debe abonar al franquiciador puntualmente los royalties correspondientes por el uso de la marca.
Ubicación
Por otra parte, a la hora de montar una franquicia de hostelería debemos tener siempre muy presente dónde la vamos a ubicar. Y es que una de las desventajas de poner en marcha una franquicia es que no todas están disponibles para cualquier ubicación geográfica. Es el franquiciador el que determina el tipo de población que desea. Además de realizar un estudio de mercado para determinar su viabilidad y, en definitiva, sus posibilidades de tener éxito.
Sin embargo, montar una franquicia de hostelería suele ser una garantía de éxito. Así, cuando se pone en marcha es porque hay el conocimiento suficiente que indica que puede funcionar convenientemente. Es decir, una franquicia nunca va a aceptarse en un determinado lugar y unas condiciones concretas simplemente por probar y ver si funciona; siempre se va a caballo ganador.
Relación franquiciado-franquiciador
En el modelo de franquicia existe una relación continua entre ambas partes, la del franquiciador y la del franquiciado. Asuntos como los suministros, la tarea de gestión o las campañas de marketing son cosas del primero. Mientras que el segundo dedicará todos sus esfuerzos a hacer que su negocio de hostelería funcione en el día a día. Por ejemplo, realizando una adecuada selección de personal o cuidando aquellos detalles que al cliente le gustan.
Dedicación continua
Por último, hemos de subrayar que montar una franquicia de hostelería no es hacer la inversión necesaria, realizar la formación correspondiente, y comenzar a nadar en la abundancia. En ningún caso. Requiere de mucho esfuerzo en todo momento, ya que el franquiciador siempre va a exigir que se cumplan todas las partes del contrato. Y además será necesario, como en todas las empresas, que el trabajo y la dedicación sean continuos.
Las franquicias de hostelería son modelos de éxito
Condiciones estrictas
La marca franquiciadora debe mantener siempre su estatus por encima de todo. Y por esa razón, las condiciones para los franquiciados son bastante estrictas. Cuando un cliente tiene una mala experiencia en una franquicia es muy fácil que el efecto boca-oreja se acelere y produzca un efecto negativo que, por descontado, nunca es interesante.
Formación necesaria
Tal y como hemos dicho al principio, muchos franquiciados no tienen experiencia en hostelería y por eso realizan cursos de formación que vienen proporcionados por parte del franquiciador. Es evidente que el franquiciado está poniendo en riesgo su capital, por lo que va a esforzarse al máximo para cumplir todos los puntos del acuerdo y obtener beneficios.
Simplificación de los trámites
De lo que no cabe duda es de que el modelo de franquicia en hostelería puede ser un estímulo importante para dar salida a nuestras inquietudes en este tipo de negocio, y que la experiencia acumulada puede servirnos para futuros proyectos. Montar una franquicia de hostelería elimina muchos trámites que resultan pesados para el emprendedor. Sin embargo, requiere de una comunicación constante con el franquiciador, además de una inversión económica que suele ser muy relevante. Pero ¿por qué no intentarlo?